miércoles, 16 de febrero de 2011

Fernando Botero
El cazador
1999
Pintura (Óleo/Tela)

Fernando Botero, reflejo de una realidad.

Por: Angie Lorena Melo López

Las obras de Fernando Botero, quien nació en Medellín (Antioquia) el 19 de abril de 1932, suelen reconocerse fácilmente por la desproporción que hace de la realidad. Es interesante la exageración que hace de todas las cosas, en especial de la figura humana. Pero Botero, no sólo se dedica a pintar figuras “gordas” sino que la gran mayoría de sus pinturas son el reflejo de una realidad cercana a él. Entre sus obras hay pinturas sobre toreros, pues en su juventud participó en la tauromaquia. También ha pintado obras sobre desplazados y matanzas que reflejan la violencia colombiana.

El cazador, es un una pintura en óleo realizada en 1999, y que pertenece a la colección compuesta por 67 piezas, que fue donada por el artista al Museo Nacional, entre las que hay óleos, acuarelas y dibujos en carboncillo. La obra retrata la violencia de una manera muy sutil e indirecta. Me gusta la manera del artista de contar la realidad de un país que ha sido, durante muchos años, azotado por la violencia, pues lo que muestra es la tristeza en la figura humana. Me gusta el nombre que le da a la obra, pues considero que es su manera de criticar los hechos que se dan en este país. El cazador, así generalmente se le llama a alguien que mata animales, pero no para quien asesina a una persona, pero me gusta porque siento que es su manera de mostrarnos, con el nombre y la pintura, que en Colombia matar personas es tan común que se ha vuelto como un cazador que sale por su presa.

También me agrada el fondo de la pintura, pues expone esa realidad de la violencia en el campo y en zonas donde las personas tienen que dejar sus tierras para que no lleguen otros, que a lo mejor también provienen de estos lugares, y los maten.

Los trazos suaves y delicados dentro de una pintura que podría ser robusta son agradables y muy propios del estilo del artista. Un detalle que considero que se debe resaltar es el rostro del hombre que pisa al que está muerto. Me gusta la posición de la cara y la expresión de su rostro porque aunque no es de nostalgia como se pueden ver en otras obras del artista, como el carboncillo Terror, de la misma colección, si es la representación de una persona que lleva la tristeza por dentro.

Hay dos detalles en la obra que no me agradan. El primero de ellos es la parte amarilla de atrás, pues esta franja interrumpe el paisaje del fondo. Además, el amarillo es un color cálido y el tema que trata en esta obra, desde mi punto de vista, no debería llevar colores cálidos.

El otro detalle que no me agrada es la manera como están pintadas las balas del hombre muerto, pues no transmiten lo mismo que el resto de la pintura y hacen perder el concepto de realidad de la misma.

Definitivamente, lo que más se puede destacar de las obras de este artista es el reflejo de la realidad que imprime en sus pinturas y esto, junto con la desproporción de las figuras es lo que le da el sello característico a este artista.




1 comentario:

  1. Me agrada ya que cuenta sobre la historia de una pintura realista que se basa en las problematicas de Colombia

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