viernes, 18 de febrero de 2011


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Atrabiliarios

1992-1993

Instalación

Sentimientos encontrados.

No tuve la oportunidad de ver esto en vivo, en ese año probablemente hacia poco acaba de salir del estomago de mamá. Ni siquiera me imaginaba que podría existir algo que tenia para decir tantas cosas, que fuera la materialización de un testimonio de un suceso, la reminiscencia hecha imagen.

La obra que escogí fue Atrabiliarios, la cual entendí como un lugar que guarda esencias de lo olvidado, manifestaciones de lo que fue, una ausencia que se niega a no estar. En la pared de un cubo blanco, se encuentran enclaustrados una serie de zapatos, algo así como el fruto de una acción violenta asociada a la desaparición, que están cubiertos por una lámina de piel animal cocida delicadamente a la pared. La obra opera como un retrato clínico que aclama a la ausencia. Existe esta barrera de la piel que busca interrumpir la conexión entre el espectador y lo que contienen los nichos cavados en la pared. Como una alusión al olvido de lo desaparecido y desapercibido, pero que cuando trabaja con algo tan propio como la piel se hace reconocible e intrigante. Anexo a esto están en el piso varias cajas hechas del mismo material que tapaba los huecos de la pared, busca reiterativamente recordar así sea levemente al que alguna vez saco sus zapatos de ahí y que ahora no está cerca, su ausencia de reiterarse y reconocerse; Hay mucho contenido que es difícil de indagar, pues su poética puede llegar a ser muy retadora a una mente poco sensible a intervenciones escultóricas, las intenciones del artista pueden verse cegadas ante lo impactante de la imagen. Me disgusta que no todo el mundo pueda vivir la experiencia de estar frente especialmente a esta pieza que busca hacer conciencia sobre la desaparición y el olvido, sobretodo en un país que la memoria es un elemento desechable y manipulable.

Este entendimiento de la pieza ha sido posible gracias a que conozco la obra de Doris Salcedo, sus intenciones, sus críticas y sus preguntas a la sociedad violenta colombiana y sus víctimas. Sin embargo veo muy difícil el entendimiento de esta pieza para el ojo común, es difícil ver la delicadeza que contiene un discurso tan rudo y tan real, el ser tan poético dentro de una representación material tan macabra; la esencia de la violencia es en esta obra una extraña síntesis entre la limpieza y lo crudo. Pone en juego las ideas y las lecturas del espectador de la obra, la conciencia y crítica sobre una sociedad indiferente.

Mariana Jurado

Universidad de los andes

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