jueves, 24 de febrero de 2011

Coco de Fernando Botero


Esta obra que se titula Coco, fue realizada por Fernando Botero en 1951. Es un óleo sobre tela. Botero viajó a las poblaciones de Tolú, Coveñas y a las islas de San Bernardo. Allí realizó varios retratos de la vida cotidiana de las poblaciones que visitaba. La obra está expuesta en el Museo Nacional de Bogotá y hace parte de la Colección del Ministerio de Educación Nacional.
En Coco, Botero, una vez más plasma el costumbrismo que tanto resalta en sus obras y que son características de su estilo. Los colores que predominan son: amarillo, café, negro y azul, típicos de un paisaje caribeño. Las pinceladas son suaves y uniformes, también se pueden observar algunas sombras. De todos modos, la pintura tiene poco movimiento, por ejemplo, los vestidos de las mujeres se ven rígidos e incluso el mar se ve plano.
Lo que más llama la atención en esta obra, son las figuras verticales de las personas, que además, por su tamaño se ven gigantescas en relación al resto de los elementos y componen gran parte del espacio, siendo lo primordial de la pintura, pues son más grandes que las mismas palmeras.
El horizonte está marcado por el mar azulado y el punto de fuga se concentra en la niña palenquera de vestido naranja, pues da la sensación que a partir de ella es que surgen los demás elementos en el cuadro.
En Coco, podemos observar a dos mujeres adultas y a una niña que llevan vestidos. Son de raza negra y en su cabeza cargan una gran palangana. En el lado izquierdo, se encuentra un gran hombre sentado en la arena y al parecer está observando todo lo que sucede en el ambiente plasmado por Botero. Detrás de las mujeres se alzan grandes palmeras, aunque no más grandes que las personas, y en ellas hay colgados dos hombres que al parecer se encargaran de bajar cocos.
Es típico observar en las playas colombianas mujeres caminando con vestidos llamativos, una gran sonrisa, ofreciendo coco o demás frutas que refrescarán a los turistas o a cualquiera que se encuentre en estos sitios. Esta es la asociación que todos hacemos cuando escuchamos esta palabra, pero en realidad ese gran peso que llevan sobre su cabeza, es el símbolo de la lucha de los negros cimarrones.
Según Ewa Kulak, una polaca que vive en Colombia y se encarga de describir la realidad en este país, “el nombre de palenqueras proviene del asentamiento de San Basilio de Palenque, ubicado a unos 70 km de la elegante Cartagena, entre ciénagas y montañas”. Son personas que comparten cultura e historia y cada cosa que hacen tiene un simbolismo e importancia para ellas, conservan la tradición africana traída a estas tierras durante la Conquista española.
Botero quiso retratar una realidad que se vive todos los días en el Caribe colombiano, la cual no es ajena a ninguna de nosotros. Detrás de estos simples colores y figuras, se encuentra una historia de muchos años. Historia que camina por las playas ofreciendo frutas, cocadas y trenzas, con gran alegría y acento. La “costa” sin palenqueras y sin niños, u hombres, montados de las palmeras bajando coco simplemente no sería eso: La Costa.

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