Construcción
1958
Omar Rayo
Óleo sobre Tela
Construcción (1958) es una pintura del artista colombiano, Omar Rayo, en la que se ve la imagen de un laberinto con distintas formas geométricas en tonos grises y negros. La pintura fue donada por el autor al Museo Nacional de Colombia.
Omar Rayo es considerado un artista que utiliza una técnica llamada geométrico-óptico, en la que juega, principalmente, con líneas, rectángulos, cuadrados, y tres tonos particulares, el negro, el blanco y el rojo. Su obra está influenciada por los indígenas ancestrales, y expresa el presente y el futuro a través de sus laberintos. Además, inició su carrera como caricaturista de periódicos y revistas, lo cual repercute en el modo como maneja sus trazos, especialmente en su obra, Construcción. Sin embargo, esta pintura, hecha en óleo sobre tela, cuenta con trazos provenientes de su aprendizaje de técnicas de grabado con los indígenas.
Al observar este cuadro de Omar Rayo, lo primero que viene a mi mente es la idea de una ciudad en el futuro. Quizás sea porque las líneas en zigzag, los cuadrados y los rectángulos, se asemejan a las tantas calles y cuadras que componen a una gran ciudad. Todos esos caminos que se forman con las figuras geométricas, construyen vías en las que, si se tratase de una ciudad de verdad, podría imaginar viejos automóviles pasando sobre ellas.
Así mismo, este laberinto me da la sensación de estar parada frente a un plano lúgubre de una ciudad demacrada y acabada. Pienso en lo que la literatura y el cine han mostrado, a través de libros y películas de ciencia ficción, acerca de un futuro distópico en el que la manipulación del hombre sobre la sociedad y sobre la naturaleza, ha provocado la desintegración y degradación de la ciudad como la conocemos en el presente.
Sin embargo, más allá de una ciudad destruida por el hombre, puedo ver una en la que la contaminación ambiental lo ha devastado todo. Los tonos oscuros de los trazos del artista, se asemejan al humo gris y negro que suele salir de las fábricas, así como de los vehículos grandes y pequeños que recorren las tantas calles de la ciudad, impregnando el ambiente de una capa oscura y triste que, poco a poco, va envenenando el aire.
Es como si se tratase de una visión del futuro, de cómo las ciudades que conocemos en la actualidad, llenas de edificios modernos, puentes famosos, grandes avenidas con tiendas lujosas, quedaran a la deriva de los residuos y de los gases provenientes de las máquinas hechas por el hombre. Además, es como si esa capa gruesa de contaminación invadiera el ambiente, impidiendo que los rayos de sol, iluminen todo lo que allí habita. Se convierte, tal como se ve en la pintura, en un laberinto oscuro y sin salida, lleno de sobras y siluetas de figuras que marcan lo que alguna vez fue una gran ciudad.
Es interesante contrastar el título de la obra, Construcción, con la visión de una ciudad futurista degradada por la contaminación ambiental, pues al leerlo, uno se imaginaría la construcción de algo. Sin embargo, el título, visto desde la perspectiva de una distopía, se vuelve irónico e inverso, convirtiéndose así, en una destrucción.
Omar Rayo es considerado un artista que utiliza una técnica llamada geométrico-óptico, en la que juega, principalmente, con líneas, rectángulos, cuadrados, y tres tonos particulares, el negro, el blanco y el rojo. Su obra está influenciada por los indígenas ancestrales, y expresa el presente y el futuro a través de sus laberintos. Además, inició su carrera como caricaturista de periódicos y revistas, lo cual repercute en el modo como maneja sus trazos, especialmente en su obra, Construcción. Sin embargo, esta pintura, hecha en óleo sobre tela, cuenta con trazos provenientes de su aprendizaje de técnicas de grabado con los indígenas.
Al observar este cuadro de Omar Rayo, lo primero que viene a mi mente es la idea de una ciudad en el futuro. Quizás sea porque las líneas en zigzag, los cuadrados y los rectángulos, se asemejan a las tantas calles y cuadras que componen a una gran ciudad. Todos esos caminos que se forman con las figuras geométricas, construyen vías en las que, si se tratase de una ciudad de verdad, podría imaginar viejos automóviles pasando sobre ellas.
Así mismo, este laberinto me da la sensación de estar parada frente a un plano lúgubre de una ciudad demacrada y acabada. Pienso en lo que la literatura y el cine han mostrado, a través de libros y películas de ciencia ficción, acerca de un futuro distópico en el que la manipulación del hombre sobre la sociedad y sobre la naturaleza, ha provocado la desintegración y degradación de la ciudad como la conocemos en el presente.
Sin embargo, más allá de una ciudad destruida por el hombre, puedo ver una en la que la contaminación ambiental lo ha devastado todo. Los tonos oscuros de los trazos del artista, se asemejan al humo gris y negro que suele salir de las fábricas, así como de los vehículos grandes y pequeños que recorren las tantas calles de la ciudad, impregnando el ambiente de una capa oscura y triste que, poco a poco, va envenenando el aire.
Es como si se tratase de una visión del futuro, de cómo las ciudades que conocemos en la actualidad, llenas de edificios modernos, puentes famosos, grandes avenidas con tiendas lujosas, quedaran a la deriva de los residuos y de los gases provenientes de las máquinas hechas por el hombre. Además, es como si esa capa gruesa de contaminación invadiera el ambiente, impidiendo que los rayos de sol, iluminen todo lo que allí habita. Se convierte, tal como se ve en la pintura, en un laberinto oscuro y sin salida, lleno de sobras y siluetas de figuras que marcan lo que alguna vez fue una gran ciudad.
Es interesante contrastar el título de la obra, Construcción, con la visión de una ciudad futurista degradada por la contaminación ambiental, pues al leerlo, uno se imaginaría la construcción de algo. Sin embargo, el título, visto desde la perspectiva de una distopía, se vuelve irónico e inverso, convirtiéndose así, en una destrucción.
Andrea C. Suárez Munevar
Universidad de La Sabana
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