sábado, 26 de febrero de 2011

La mujer en los 50’s

Por: Laura Mesa


Contrapunto
Fernando Botero, 1957
Óleo sobre tela
Museo Nacional, Sala modernidades



Luego de que Fernando Botero regresara de New York, compartió con Alejandro Obregón y Jorge Elías Triana, el segundo premio en Pintura del X Salón de Artistas Colombianos, con el óleo Contrapunto. 

En esta obra Botero evidencia su propio modo de concebir los objetos de la cotidianidad, acercándose al pensamiento del arte abstracto y alejándose de unos referentes específicos, como lo son una cafetera y unas manzanas sobre un mesón aparentemente de cocina, un frutero con un racimo de uvas dentro y una maceta con plantas y flores. El espacio que se recrea es una cocina y claramente se muestra la presencia de la mujer en el contexto de esta representación pictórica ya que un elemento clave para recordar el espacio de la mujer en los años 50´s es el hogar y en este caso la cocina.

Esta es una cocina decorada, ya que la maceta con plantas y flores serían detalles típicos de un ama de casa que prepara los alimentos y cuida de sus hijos mientras su esposo sale a trabajar. El pensamiento de la mujer en esta década aún estaba relacionado con una mentalidad en donde su máxima prioridad es su familia.
El trabajo de la mujer era ser un ama de casa impecable y nunca trabajaba fuera.
Cuidaba a sus hijos (quienes eran concebidos a una temprana edad) y atendía a su marido. Estas eran las tareas a cumplir para ser considerada una mujer “exitosa”.

Para las mujeres aún no era importante estudiar, para esta época con que una mujer fuera capaz de leer escribir, realizar las tareas domesticas y comportarse en público, era más que suficiente. Se tomaba el colegio como institución encargada de la formación de futuras madres y esposas, no como lo que en realidad es: un organismo facultado para la formación de futuros profesionales y ciudadanos proactivos.  La mujer no era vista como una futura profesional y ciudadana proactiva.

Por su parte en el contexto colombiano, los años 50’s fueron importantes para la historia y la mujer jugó un papel determinante en este contexto. Colombia fue uno de los últimos países de América en concederle derechos políticos a las mujeres, quienes pudieron concurrir a las urnas por primera vez hace 50 años, el primero de diciembre de 1957. Justo en este año, Botero llegaba de New York, y fue en este mismo año cuando plasmó en este óleo una cocina. Una cocina reformada con los cambios que se estaban dando para la mujer en esta década. La mujer careció del derecho a la ciudadanía hasta el año 1954, cuando el entonces presidente, el general Gustavo Rojas Pinilla, impuso una reforma constitucional que les concedió el derecho a elegir y ser elegidas.

Lo primero fue concederles el derecho a ser ciudadanas, así que se les otorgó la cédula de ciudadanía y se determinó que el número de identificación de las mujeres fuera superior al 20 millones. Entonces el primer documento, expedido bajo el número 20.000.001 fue asignado a doña Carola Correa, esposa de Rojas Pinilla, y el número siguiente se le entregó a su hija, María Eugenia Rojas, quien en la actualidad tiene el número más antiguo en el censo electoral colombiano.

Primera votación femenina en Colombia..


La mujer es ahora, dentro de la sociedad un elemento fundamental para el desarrollo de la misma. En el ámbito educativo político y laboral, las mujeres han logrado adelantos importantes en términos de acceso y de rendimiento y se ha  llegado incluso a superar la situación de los hombres.
La mujer ha asumido de forma voluntaria responsabilidades tanto en el ámbito público como en el privado, en donde lo más importante es mantener un equilibrio, por un lado está el hogar y por otro lado su actividad laboral, y en ambas debe cumplir por igual.

La cocina ya no es un símbolo que identifique a la mujer porque ya no es el único espacio en el que sea capaz de desenvolverse.





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