Mugre
Rosemberg Sandoval
Performance registrado en video.
Hecho por primera vez en 1999-
Más que inclinar decisivamente la balanza del gusto , esta acción me produce, simultáneamente, una extraña sensación de equilibrio y colapso. A la vez que me suspende y me incita, la siento como una bofetada o un aliciente. A la vez que es susceptible de ser catalogada como performance-como para ahorrarse un bollo epistemológico- me gusta pensar esta acción como revaluadora de taxonomias en arte.
Su apuesta , en tanto acción, es contundente: El gesto de tratar el mugre. Pero, precisamente en tanto performatividad la obra esta revestida y embadurnada de gruesas y densas capas de discurso.
Es rotundo. Rosemberg Sandoval camina hacia una sala de exposiciones cargando sobre su hombro derecho a un hombre andrajoso y sucio. Él , vestido de blanco, antes de entrar al recinto se quita los zapatos. Se muestra impávido, ensimismado. Una vez adentro, esa aparente serenidad en el semblante se transforma en un movimiento fuerte: el artista restriega al hombre de su hombro contra una pared blanca de la sala de exposiciones. Como resultado de la fricción de esas ropas mugrosas contra el impoluto “cubo blanco” se prolongan unas manchas como dibujos. Luego , descargándolo sobre una superficie plana, dispuesta sobre el suelo, Rosemberg Sandoval restriega con excesiva brusquedad el cuerpo de este desconocido hombre una y otra vez, haciendo aparecer de nuevo esos dibujos. Al final. el artista le da la mano al hombre para que se pare y ambos dejan el recinto.
Algo que llama poderosamente mi atención, es el énfasis en el dibujo. Sea como sea, esa brusquedad e incluso violencia en la acción , es dibujo. La intención de sobreponer el mugre no solo en su cualidad cromática sino en su connotación social sobre la blanquísima asepsia del salón de exposición, propone un gesto plástico , pero también uno conceptual. Plástico en la medida que es presencia. Pero también conceptual , al entrar al campo del discurso, de lo interpretable.
Me gusta la valoración plástica del dibujo que Sandoval involucra en la obra , porque en la sola imagen , muy a pesar del contexto, hay cierta noción de la mugre como sustancia , como materia concreta autónoma de relaciones del sentido social. Me gusta también que la palabra mugre se escriba sola sobre esas superficies, porque gracias a su estigma es más fácilmente reconocible. Me incomoda un poco el título, y que fuese necesario emplear una especie de ficha técnica que hiciera redundante la acción. Me gusta la mancha, el rayón como una especie de reacción al horror vacui , como primeras huellas de la experiencia de relación, de juego y de accidente en la infancia. Definitivamente me gustan esos dibujos como evidencias de lo inefable en el lenguaje.
El dibujo, como forma de escritura habla sobre la historia , en este caso, las paredes son soportes de esa historia. En la acción, el artista , vestido de blanco , posibilita en el circuito cultural la historia del mugroso , la valida. El discurso de la civilidad (identificado como lo blanco) aparece como productor y legitimador de la producción de historias de lo miserable (mugre) . En realidad no me parece una acción subversiva, me parece autocomplaciente; no me gusta como el artista aparece solemne, o de pronto me gusta como caricatura del artista.
Sin embargo, esta obra me ofrece esos contrastes que ,como dije al principio, no dejan que se me pegue la aguja del gusto, me permiten cavilar y oscilar a gusto, y no simplemente se agotan en una respuesta apurada por definir categóricamente.
Nicolás Vizcaíno Sánchez
Universidad de los Andes
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