Con la obra “Family Scene” el colombiano Fernando Botero sedujo a los coleccionistas en una subasta de arte latinoamericano de Christie’s en Nueva York. La pieza, una de las más aclamadas de Botero y en la que queda patente su afición por la tauromaquia logró superar su valor estimado con el que partía entre 1 y 1.5 millones de dólares y se vendió en 1.7 millones, y es que además de lograr este récord, Botero ha sido el hilo conductor para que los coleccionistas terminen interesados en el arte latinoamericano.
Con respecto a lo anterior, quiero confesar que sin ser el mejor crítico del arte, las obras de Botero me parecen un monumento a la estupidez. ¿Cuál es el objetivo de pintar personas obesas y sin expresión? Si alguna vez tengo la oportunidad de asistir a una subasta de obras de arte latinoamericanas no ofrecería ni 2 mil pesos por una obra de Botero.
Además, quiero agregar que tuve la oportunidad de conocerlo, para hacerle una entrevista que realizó en Medellín hace unos 5 años, y al creer que me iba a encontrar con un típico paisa “buena gente” y amable como buen representante de nuestro país en el arte, me vi frente a un personaje totalmente arrogante y antipático, que seguramente, está seguro que sus pinturas las ponen en la sala de Dios y la Virgen María.
Honestamente, no encuentro ningún atractivo ni en el artista ni en sus obras, llenas de gordos y gordas que realmente no aportan nada al arte colombiano. Pobre de aquel gringo que se gastó tal monto de dinero en una obra tan insignificativa y peor aún, que apoya la tauromaquia, que tanto ha querido ser abolida de nuestro país. ¡Qué dolor!
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