Ficciones en el Arte El Espectador – Cultura – Liliana López Sorzano - 02/17/2011
Por: Paola Guzmán
Una “necesidad persistente de dejar una huella de lo que acabó de suceder y no permitir que pase desapercibido”, es lo que Bernardo Ortiz expresa en su obra la cual, según él, está compuesta por varias capas, la pura mecánica que se encuentra en la repetición, en lo sucesivo, la literaria y la parte formal.
Liliana López, en su artículo Ficciones en el Arte para El Espectador, califica la obra de Ortiz como el diario de un obsesivo, describe que la contabilidad hecha dibujo está desplegada en las paredes de la galería siguiendo una línea de tiempo. Definir a Bernardo Ortiz como un hombre obsesivo es arriesgado, él ve el tiempo de otra manera, está consciente de que el tiempo es una constante y cada instante es valioso e inigualable.
La repetición en lo sucesivo no lo convierte en obsesivo, a pesar de que ningún minuto es igual a otro, el ser humano está dado a la rutina, a la repetición en su vida, en lo cotidiano como levantarse con el mismo pie todos los días, amarrarse siempre el mismo zapato primero, o ponerse la chaqueta siempre por el mismo brazo.
Este artículo se titula ficciones en el arte, Liliana López señala que la obra del artista cuenta con elementos de ficción porque todo lo que pareciera real es creado. Cada pieza de esta exposición transporta al espectador a un mundo diferente, en el cual el tiempo juega un papel muy importante.
Sin embargo, las obras de Bernardo Ortiz no se enmarcan totalmente en la ficción, transgreden la línea entre la ficción y la realidad, con la música y la literatura y su concepción del tiempo como una constante y haciendo énfasis en que ningún minuto es igual al otro.
El tiempo es un fenómeno que afecta a todos, lo malo es dejarlo pasar sin tomar conciencia de que el instante que se desperdicia no vuelve. Bernardo Ortiz invita a fomentar la atención en los pequeños instantes que conforman la vida dando lugar a una composición que va entre la ficción y la realidad. Ficción por los imaginarios de cada persona y realidad por las cosas que guardan todos en común como el tiempo.
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