"Mephistopheles: Within the bowels of these elements,
Where we are tortured and remain forever.
Hell hath no limits, nor is circumscribed
In one self place, for where we are is hell,
And where hell is must we ever be.
And, to conclude, when all the world dissolves,
And every creature shall be purified,
All places shall be hell that is not heaven."
-Marlowe, C., 2008
Haciendo revisión de las obras del artista colombiano nacido en Paris José Alejandro Restrepo (1959) es posible identificar que a través de las instalaciones, performance y el monocanal en video busca articular el arte con diversos aspectos cotidianos como la situación crítica social del país y del cono sur, la historia del hombre, haciendo una reflexión crítica que mucho tiene que ver con la política y mandatarios que han traído consecuencias negativas para sus ciudadanos. Variaciones sobre el purgatorio no se queda atrás. Antes de continuar es importante establecer que el artículo publicado en Vivein.com simplemente establece los objetos que hacen parte de la instalación y deja por fuera el simbolismo que para el artista y, en general, la audiencia tiene importancia imprescindible.
Por tanto no sorprende que ante la cultura católica propia de los colombianos surjan simbolismos y adaptaciones que, a pesar de pertenecer a un contexto, a final de cuentas tienen el mismo mensaje: aquellos que daño hicieron piden perdón en aras de recibir redención divina. Ello hace recordar, específicamente en el contexto colombiano, y tomando como punto de partida la afirmación del texto sobre las plegarias de monseñor Crisanto Luque, Salvatore Mancuso, Álvaro Uribe, 'Karina' y Carlos Castaño, los tiempos de los procesos de paz y cómo fueron seguidos por disculpas a la audiencia pública.
Es posible afirmar que el creyente, teniendo en cuenta pasajes bíblicos como “Y tanto se enojó el señor, que lo puso en manos de los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Y Jesús añadió: «Lo mismo hará mi Padre Celestial con ustedes, a no ser que cada uno perdone de corazón a su hermano»” (Mateo 18:34,35), vive en constante miedo de ser castigado, reflejado en las constantes apariciones en la cultura y arte que difunde, reiterando un sentido de sacrificio presente en la religión católica.
El texto se rehúsa a tener en cuenta lo que para una audiencia católica implica el estado de purgatorio, aunque algo sí tiene de verdad: es una composición escalofriante y desoladora. Una composición que reitera el miedo de las gentes al Dios que castiga pero salva cuando le haces caso. Pero tranquilos, por afirmación de la literatura, el purgatorio en algún momento cesará de existir, pues serán condenados los insalvables y salvados los merecedores del cielo. Así que actuad y mereced el cielo hijos de Dios.
Más bien sería posible afirmar que el artículo debe pasar por el purgatorio o ser condenado por la levedad de sus datos, o buscar la redención a través de un análisis profundo de la significancia y relación que tiene la religión, como método de control, apoyada en la política. Ello teniendo en cuenta que ambas dependen de la burocracia para legitimar su poder, divino o material, e implantar jerarquías. Por tanto se halla un vínculo muy fuerte entre el político, corrupto, pero creyente y la religión que lo apoya.
Y así, este artista reflexiona sobre cómo hasta los protagonistas de los actos más atroces de la realidad colombiana pueden salvarse pidiendo perdón bajo la premisa de que, aunque Dios castigue, el perdón será concedido. ¿Casualidad que sea concedido a Uribe, Mancuso, Castaño? Si de alguna u otra forma hacen parte de la política, no lo creo.
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