jueves, 7 de abril de 2011

Poniente - Hugo Zapata

(Contradicción al artículo Inauguran escultura que sintoniza con el Sol en la Av. 68 con calle 26)
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Es cierto que los nombres de las obras condicionan la experiencia que tenemos los espectadores frente a éstas. Muchas veces esperamos que visualmente haya coherencia entre la obra y el nombre con el que fue bautizada. En lo personal, me desconcierta cuando lo anterior no sucede. Pues me da pie para pensar que se trata de un juego publicitario, en el que el artista concede a su pieza un título sonoro y llamativo que atraiga una atención que, a veces, no es merecida.

Tal sensación me despierta la obra “Poniente” del escultor quindiano Hugo Zapata. Se trata de una pieza que, como lo dice el artículo, se inauguró recientemente y se encuentra en la Av. 68 con calle 26. Consiste de un espejo de agua de 20x20 metros, aproximadamente, del cual sobresalen 365 columnas de diferentes alturas, representando los días del año. Estas especies de postes tienen un corte diagonal en la parte superior que le da un aspecto pulido, diferente al de la superficie del resto de la pieza. Además, están dirigidas hacia el suroccidente de la ciudad invitando a los peatones a dirigir su mirada al poniente.

Sin embargo, considero que el sugestivo nombre que Zapata le colocó a esta escultura urbana falla a la hora de representar al sol. La escultura evoca más bien frialdad, a pesar de incluir un novedoso sistema que expele vapor cada quince minutos. Además contradice el estilo escultórico que ha llevado al artista a dejar su huella en diferentes puntos de ciudades como Medellín y Bogotá.

Zapata es fácilmente identificable ya que la roca, en cualquiera de sus expresiones, se convierte en la materia prima de sus trabajos. Además, se caracteriza, de acuerdo a la artista Beatriz Jaramillo, por “la geometría orgánica de sus piezas (que) sugiere presencias intemporales en las que el azar convive con la voluntad ordenadora”[1]. Es precisamente en este punto donde la pieza falla, pues a pesar de utilizar un tipo de roca ígnea, carece de esa sensación de pertenecer al entorno. Más que natural y espontánea, la escultura fue claramente pensada para un cliente y un entorno.

Como él mismo lo reconoce, “la obra crea un vínculo entre el edificio (Central de Efectivo del Banco de la República) y el entorno urbano[2]”. No sorprende que el artista quiera lograr armonía entre los espacios que están coexistiendo, pues su formación como arquitecto lo aboca a obrar de tal manera. Sin embargo, lo que no esperábamos era la persistente aridez a pesar de la modificación que sufrió el lugar, así el artista califique a su obra de “oasis”.

Por otro lado, tenemos como referentes las intervenciones urbanas que ha hecho este artista. Sólo por mencionar algunas, en Bogotá tenemos como ejemplo la escultura Longos, ubicada en la avenida Eldorado. Mientras que en Medellín está Estelas, en el edificio de Suramericana de Seguros, y el Ágora de la Universidad Eafit. Todas estas esculturas tienen una característica y es que permiten la cercanía e interacción con el espectador. No obstante, “Poniente” rompe ese esquema. El espejo de agua que tiene hace las veces de vidrio de galería que impide el contacto del espectador con la pieza.

Si bien el Banco de la República hizo un interesante aporte a Bogotá con esta obra, podemos decir que la falla estuvo en el escultor. Pues en lugar de generar una obra llamativa, nos invita a mirar en otra dirección.


[1] JARAMILLO ARANGO, Beatriz. (1993) Fragmentos tomados de Territorio de geometrías en Colombia,
Tiempo de la práctica estética y del Arte. Tomado del Folleto: Galería Garcés Velásquez. 
[2] ZAPATA, Hugo. (2011) Poniente. Obtenido del URL: http://www.hugozapata.com/home.html Revisado el 5 de abril de 2011.

Daniella Hernández Abello
Universidad de La Sabana 

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