Esta obra efectuada por Paola Tafur, artista colombiana, y llevada a cabo a partir de cenizas de caña de azúcar sobre un lienzo blanco, revela un gran contraste entre el negro de los residuos y el blanco del fondo y deja una sensación de vacío y gran tristeza luego de su contemplación. Adicionalmente podría decirse que es una obra de gran fuerza que manifiesta, si se puede, sentimientos tanto de rabia como de desolación, aludiendo a lo que quedaría luego de una tragedia o una guerra.
Por tanto, teniendo en cuenta el contexto colombiano en el 2008, año en el cual se emprenden procesos de mercantilización y reemplazo de la mano de obra humana por la maquinaria pesada de corte de caña de azúcar, al igual que procesos de TLC, es posible afirmar que la obra es una reflexión interior sobre el hombre y su intervención macabra en la naturaleza, y cómo al final lo único que queda es las cenizas de algo que una vez estuvo y nunca más estará.
Tal vez lo que me gusta de esta obra es que materializa una postura y un sentimiento concreto con respecto a la temática en la medida en que representa una experiencia cercana y propia a la artista. Por tanto encarna una conversación entre ella, su vivencia personal y la obra dentro del territorio colombiano donde se produce la caña de azúcar. Asimismo, la interacción de esta pieza en especial puesta en el piso con la otra parte colgada en la pared, le proporciona un sentimiento de espacio concreto, como si se estuviese en terreno.
Así, por todo lo anterior, no encuentro aspecto que no me guste de Cenizas, a mi modo de ver es una obra que integra una cantidad especial de sensación con un mensaje concreto para difundir.
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