martes, 29 de marzo de 2011

Y vivieron felices por siempre

Y vivieron felices por siempre (2011) – Ana María Villate

Ensayos para un mundo perfecto, salón de arte BBVA


Esta obra de la artista, Ana María Villate, es particularmente atractiva por la forma sutil en que entrega el mensaje y por el elemento que utiliza, un zapato, para comunicar no solo una idea sino un proceso transformador que ha ocurrido en el mundo, utilizándolo como una metáfora de la mujer. Vivieron felices por siempre comunica un mensaje y deja a la luz un camino que ha sido transitado en años de historia.


Vale la pena recordar el cuento de la cenicienta y su zapatilla de cristal, el cual ha pasado de mujer a mujer, de generación en generación durante varios siglos de la historia del mundo y que ha sido referente en la construcción del imaginario femenino en que un príncipe azul va a llegar y va a convertir la vida de tormentos en una de fantasía. No obstante, el mensaje detrás de la historia es el de la mujer dependiente de un hombre para salir adelante y ser feliz.


Ahora pues, la zapatilla de cristal que esta artista presenta es una que ha pasado por varios momentos y que ha sufrido una gran transformación con los años, una donde la cenicienta deja de ser esa mujer sometida para convertirse en una competidora. El elemento se presenta en cinco momentos específicos, en donde sus características se modifican y van cambiando tanto en su forma como en su significado.


El primer recuadro corresponde a una zapatilla gruesa, chata y de líneas rudas que podría recordar esos siglos (hasta más o menos el siglo XVII) de historia donde el papel de la mujer se limitaba a la tarea de aprender las labores de la casa y a servir a sus esposos, padres, hermanos e hijos. Una época de represión total donde no se les permitía pensar, aprender u opinar porque eran consideradas seres inferiores.


El segundo toma una forma más delgada y alargada, con un frente algo puntudo y un estilo más refinado que haría referencia a ese momento histórico donde la mujer aún sin poder hacer muchas cosas y manteniendo un perfil bajo comienza a incursionar en la vida social, política e intelectual del mundo. Grandes mujeres aparecen detrás de las figuras de los hombres, por ejemplo, en el siglo XVIII se decía que era Maria Antonieta quien gobernaba Francia y no Luis XVI.


El tercero muestra un zapato fino, puntudo y de líneas largas, de esta forma muestra una mujer diferente, arriesgada y capaz de enfrentarse al mundo. A finales del siglo XIX y comienzos del XX ya se sentía la ola feminista que iba a golpear la sociedad. Las mujeres comenzaban a entender su rol y la idea de un mundo igualitario se posaba en sus mentes.


El cuarto zapato ya se muestra deteriorado y roto, esa transparencia, delicadeza, brillo y extraordinariedad, características que representan a las mujeres, se mantiene en las desgastadas zapatillas, pero aún así evoca unas mujeres luchadoras que exigen sus derechos y su posición en el mundo. Representa esa época entre los años sesenta y setenta donde las mujeres escalaron posiciones en todos los ámbitos y demostraron sus capacidades para desenvolverse en el mundo.


Finalmente, ese quinto recuadro muestra una liberación casi total del yugo que recaía sobre el género femenino. Esos zapatos que representaban un estilo de vida ligado a la casa, a atender al esposo y mantener la vida social son dejados de lado. Ahora las mujeres salen a competir con los hombres y aunque todavía se observan trazos de ese pasado oscuro, las mujeres han logrado romper con la carga histórica e irrumpir en el mundo de una manera diferente.


Observando esta obra es imposible no pensar en la revolución femenina, en la batalla que tuvieron que enfrentar las mujeres y que siguen peleando en busca de la liberación del yugo social y represor que se ejercía sobre ellas. Esa última zapatilla rota se puede interpretar como la ruptura casi definitiva entre la mujer y los prejuicios que la relegaban, así como la idea de vivir felices por siempre.


Ana María Sarmiento Martínez

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