miércoles, 2 de marzo de 2011

Les Colombes de Alejandro Obregón


Les Colombes (1953) de Alejandro Obregón.

Colección de Arte Banco de la República


Alejandro Obregón fue un artista Colombo-español que llenó de color, manchas y líneas el país con sus obras durante la segunda mitad del siglo XX. Fue un hombre que tuvo la oportunidad de recorrer Europa, América del Norte y Latinoamérica. Finalmente decidió establecerse en Colombia y comenzar a través de su obra a hablar acerca de la problemática de violencia en Colombia, sin olvidar en sus pinturas al pueblo Andino.

Le Colombes de Alejandro Obregón es una obra llena de color y de vida a primera vista. Las figuras geométricas, las líneas que delinean los objetos y las aguadas que hacen parte de la obra, enriquecen la imagen y hacen que uno olvide la historia que puede llegar a encarnar la obra.

En primera instancia, considero importante mencionar las referencia que se hacen a las culturas indígenas latinoamericanas. Veo la imagen e inmediatamente me remiten a las molas, lo cual es un tipo de tejido indígena Panameño que ha llegado a comercializarse con el tiempo. Las molas comenzaron siendo dibujos geométricos que las mujeres pintaban sobre sus cuerpos, pero con el pasar del tiempo, se comenzaron a utilizar estos patrones en textiles. Considero este elemento de gran importancia en la imagen porque, a pesar de que durante la época de la violencia no se mencionaran de gran manera las culturas indígenas, las influencias de estos grupos no pasaban desapercibidas. Pueblos olvidados que tuvieron que luchar por subsistir en un país que los abandonó y les raptó sus tierras y su origen.

Un elemento muy importante en la obra es el cóndor, símbolo patrio que está presente en todas las imágenes del pueblo colombiano.

“El cóndor, uno de los objetos más contundentes dentro de su producción, llega a ser objeto de las más diversas lecturas: puede mirarse como un animal totémico, aludir a la fauna americana, a la par que una geografía en la que convergen dos culturas; remitir al escudo patrio como emblema de identidad; señalar la soledad en América Latina o consignar la idea de poder.” (Jaramillo, XXXV)

Es interesante pensar en este elemento en un momento en que el país estaba quebrado en dos, con una ola de violencia presente y unas matanzas constantes que tenían al pueblo entero aterrorizado. Se podía ver esta imagen como una esperanza, como un símbolo, o como la idea desgarradora de que ya no existía mucho de que sostenerse.

Considero que en esta imagen, el cóndor es símbolo de empoderamiento y dominación. Estando este animal centrado en la imagen y tomándose gran parte del lienzo, puedo llegar a suponer que es una forma de mostrar el orgullo que seguía existiendo en Colombia, cómo el dominio que existía por parte de los grupos dominantes hacia el pueblo no lograba terminar de opacar a la gente que tenía subyugada. Un animal que se ve fuerte, grande, lleno de líneas y de color en su interior da a entender una falta de temor frente a lo que le espera de frente. Además, detrás del condor se puede ver una sombra fuerte que mira hacia arriba en señal de fuerza y orgullo.

Lo que llega a ser más interesante del símbolo del cóndor y de los colores de la obra, es que no se limita solo al territorio Colombiano, sino que se refiere a la tierra Andina, a unos países vecinos que comparten no solo territorio, sino una raza y unos ideales. También es importante no olvidar lo que está representado detrás del cóndor, unas montañas que se refieren a las cordilleras Andinas, también haciendo referencia a un territorio que se comparte con algunos países latinoamericanos.

En medio de este temor constante, que duró aproximadamente 12 años(1948-1960), es increíble ver esta obra que a primera vista es positiva y alegre. Al recordar todo lo que sucedió durante esta época, comienzo a mirar la imagen más de cerca y veo un paisaje olvidado y oscuro. Unos cielos rojos, ensangrentado, un horizonte negro y una pequeña imagen de un pueblo que quiero suponer que está despoblado. Este imaginario me remite al desalojo masivo de las zonas rurales hacia las zonas urbanas dado por las matanzas que ocurrían en el campo a causa de los dos grupos oponentes, los liberales y los conservadores. Dentro de este mismo tema del desalojo de las tierras, sigo mirando la obra, y curiosamente veo un automóvil escondido entre una serie de manchas y de líneas. Esta imagen me remite inmediatamente a los textos que me daban de pequeña en el colegio, donde la forma de explicar el asentamiento de los campesinos en la ciudad, era por medio de un carro que llevaba consigo un trasteo y una familia triste de dejar su territorio.

Continúo detallando el carro, y me doy cuenta que es un objeto que disfraza otra forma de una manera tenue. Llego a ver lo que podría ser una canoa pequeña, objeto que debía estar muy presente en el imaginario de Obregón, ya que el mar fue uno de sus principales y más adorados asentamientos.

Teniendo en cuenta la época de la violencia en Colombia, los sucesos y los crímenes que se llevaron a cabo, analizo la pintura de Obregón y me doy cuenta que es una manera de retratar todo lo que estaba sucediendo en el país. Las matanzas, los desalojos, el odio y las diferencias fueron características de la época de violencia que Obregón vivió tan de cerca.

BIBLIOGRAFÍA

PALACIOS, Marco, Entre la legitimidad y la violencia : Colombia, 1875-1994, Bogotá: Norma, 2003

JARAMILLO, Carmen María, “Obregón en contexto”. En: El Mago del Caribe, Bogotá: Asociación de Amigos del Museo Nacional de Colombia, 2001

KAPP, Kit S., Mola art from the San Blas Islands, Ohio: K. S. Kapp Publications, 1972.


Cristina Nuñez

Universidad de los Andes

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