miércoles, 30 de marzo de 2011

La utopía de la inmortalidad










La obra de Santiago Leal “Nada es para siempre (1234)”, expuesta en “Ensayo para un mundo perfecto - Salón BBVA”, es una composición de fotografía, video y pintura dividida en cuatro partes, donde una estaba comprendida por cuatro piezas. Este primer fragmento se compone de tres videos y una fotografía. En el superior izquierdo se muestra la construcción de un bloque cúbico en medio del desierto y su posterior derrumbe luego de un proceso que incluye trabajos de 24 horas, dado que se observa el paso del día a la noche y viceversa. El siguiente recuadro presenta la elaboración de la misma figura que la del mencionado antes (un cubo), pero en el hielo. La fotografía en el tercer recuadro muestra un cubo de cemento suspendido sobre una piedra que reposa en un río. Por último, esta primera pieza de la obra exhibe, por medio de un video, una vieja casa derruida con una tela en frente que se ondea con el viento. En ella, al fondo hay una pequeña ventana cuadrada que es lo poco que queda en pie. La casa, cuando estaba construida, era un inmenso cubo. Las siguientes piezas, todas unos enormes cortes de papel pintado de azul, tienen trazados uno o varios cubos en tercera dimensión, aunque la última de ellas, teniendo la figura predominante, también incluye una gran montaña.

Éste joven artista, hace poco graduado de la Facultad de Arte de la Universidad de los Andes, es otro de los colombianos que ha puesto su obra al servicio del conceptualismo, figura predominante en la historia nacional artística. Al hablar de “Nada es para siempre”, el autor se vale de ese cubo para hacer claro que los principales componentes de la tierra (agua, tierra, fuego y aire) son más fuertes que todo aquello que el hombre intente construir. El fracaso del desierto pese a un trabajo incansable de varias personas, incluyendo al artista; ese enorme cubo en la nieve que el sol se encargará de derretir; el bloque de cemento que el agua arrancó de su ubicación original; y aquella casa que el viento se llevó son los ejemplos contundentes del triunfo del planeta y la naturaleza por sobre el hombre.

Esta nueva corriente, que parece ser una fuerte crítica a la ambición del hombre por trascender después de su muerte y lograr la inmortalidad, también cuenta con la participación de otros jóvenes y nuevos artistas como Ximena Díaz con su obra “Un futuro perfecto”. En ella la tierra se ha venido comiendo todo lo que el hombre quiso construir sobre ella para permanecer en el tiempo pese a que la tierra ya se habrá comido su cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario