Composición, Guillermo Wiedemman

Guillermo Wiedemann

Composición
1958
Pintura, óleo sobre tela
80 x 100 cm

Colección Banco de la República

La obra tiene dos espacios diferenciados, uno con capas de pintura bastante gruesas con partes raspadas como con espátula, y otro con capas de pintura más diluidas y planas. Se podría decir incluso que uno es la forma y el otro el fondo, porque el espacio mas denso es el que llama más la atención a primera vista, y está pintado sobre el otro. El espacio denso tiene más texturas y colores contrastados, de hecho, gran parte de ese espacio tiene colores negros y azules bastante oscuros que resaltan unos rojos y violetas bien profundos y vivos, y un poco de blanco que pasa desapercibido si no se mira detalladamente. En la parte superior de la pintura hay una zona muy raspada donde se puede notar que antes de los colores que se ven habían otros. El trazo del espacio denso esta pintado en parches hacia varias direcciones dependiendo del color: En algunas partes se hacen evidentes trazos medianos (como en las zonas negras y en el raspado con trazos blancos y verdes), en otras simplemente manchas sin dirección definida y algunas lineas blancas delgadas que rodean partes de las manchas de color. En cuanto al otro espacio, el menos denso, está dividido en parches de colores definidos, como un abanico; aunque varían de tamaño: Los colores son cálidos y suaves, como colores de frutas algunos (naranja papaya, verde manzana, amarillo naranja), azules y grises. Estos colores parecen planos, pero tienen ligeras variaciones de tonalidad.

La parte más fuerte de la pintura es la parte densa, que a pesar de sus diferencias de color y de trazo se siente como un conjunto, como una masa; casi parece un objeto de bodegón (aunque no se podría decir qué objeto).

En general, la pintura es bastante llamativa, pues aunque maneja muchos colores estos no se ensucian ni forman combinaciones desagradables. Es evidente un uso del color y un manejo de la composición cuidadoso y con conocimiento. Se puede llamar una pintura equilibrada, pues los trazos y los colores no tienden a dar la impresión de irse hacia afuera o hacia adentro de la obra, y mas bien da la sensación de reposo.

-Sergio Rodríguez

(Universidad de los Andes)