Automat - Edward Hopper (1927)
Por: Diana Gaviria
Es una pintura realizada con la técnica óleo sobre lienzo de tamaño 71 x 91,5 cm . A mi personalmente esta pintura me gustó mucho por las razones que daré a continuación.
La obra es del año 1927 y fue realizada por Edgard Hopper quien pintaba escenarios y personajes comunes en momentos cotidianos. Algo así, como una fotografía. El tenía el deseo de capturar un momento de la realidad de una persona común en la pintura y convertir ese momento en arte
La pintura muestra a una mujer sola en un restaurante de noche, ella esta vestida con un abrigo verde y un sombrero pequeño, se aprecia que esta sentada en una mesa de espalda a la ventana y se encuentra mirando fijamente la taza de café que tiene en su mano. En la ventana se ve el reflejo de unas luces y nada más. Es allí cuando el cuadro empieza a hablar por si solo.
Cada pincelada y elemento en la pintura enriquece de significado a la misma. No en vano se encuentran ubicadas las frutas al fondo cerca de la ventana y casi al lado del hombro de la mujer como una similitud entre lo vivo de las frutas y la tersa piel de esta mujer joven que parece triste.
Esta obra me parece muy hermosa por los detalles que el pintor agrega, pero más que por los detalles, me gusta por las sensaciones y conclusiones a las que uno llega a partir de lo que se ve. La mujer en este escenario se ve sola y pensativa y la posición de su cuerpo nos hace pensar que esta preocupada por una situación en su vida .Adicionalmente el escenario se ve tan solo que también produce la sensación de que está muy inmersa en sus pensamientos.
El rostro de la mujer además de ser muy atractivo están perfectamente demarcadas las emociones, con su mirada y sombra del sombrero sobre sus ojos nos lleva a pensar que algo le entristece. Pero a pesar de esta expresión y esa soledad que genera el cuadro quien aprecia la pintura no se siente triste ni defraudado sino muy por el contrario curioso.
La luz se maneja con tal delicadeza que parece luz natural de un restaurante, las sombras se manejan perfectamente y el claro ejemplo es la sombra del sombrero sobre el rostro de la mujer. Los colores son muy naturales como los de la realidad, lo único que nos hace pensar que la escena fue pensada es el cesto de frutas por su extraña posición al lado de la ventana y su contraste con la piel de la mujer.
Existe movimiento en la escena y se puede evidenciar en que la mujer sostiene con sus manos la taza de café por lo que se encuentra en medio de una acción evidente.
Es una pieza muy delicada que a pesar de su “simpleza” lleva a sentí muchas cosas interesantes y a concluir el estado emocional de la mujer. Un gran trabajo en mi opinión.
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