miércoles, 9 de febrero de 2011

El disco rojo persiguiendo a la alondra



Joan Miró
Barcelona, 1893 – Palma de Mallorca, 1983

El disco rojo persiguiendo a la alondra
1953
Óleo sobre lienzo

Época:
Siglo XX. Vanguardias Históricas /Surrealismo






UN NUEVO LENGUAJE

 Por: Zulmery Flores Muñoz

“El disco rojo persiguiendo a la alondra”, de Joan Miró, es una obra del surrealismo, movimiento que trató de indagar, las profundas facultades del inconsciente humano, con el objetivo de hallar un camino para rescatar el sentimiento artístico de los acuerdos opresores.

En este óleo se evidencia un lenguaje subjetivo del autor, al reunir lo ocurrente y lo funesto, en formas  y figuras sutiles, que se reducen a puntos, líneas y explosiones de colorido indefinidos. También,  hay expresividad y trazos espontáneos (no uniformes) en la obra.

Por otro lado, el fondo de la pintura es plano y con un tono neutro. Hay una gama de colores brillantes, pero reducida,  en especial el azul, el rojo, el amarillo, el negro y un poco de verde. Con esta combinación, se irradia un ambiente medio opaco, pero sin llegar a una penumbra absoluta. Del mismo modo, se sitúan siluetas amorfas,  alternadas con líneas bastante acentuadas, puntos o plumas.

Aunque en el cuadro, el color negro invade un espacio solemne del primer plano, la posible pesadez de este color es compensada por la energía del color fondo y la utilidad de los tonos primarios: amarillo, azul y rojo.

En esta obra, el pensamiento lógico es eliminado, para facilitar el hallazgo y la búsqueda del mundo subconsciente. Por eso, se crea una suprarrealidad, mezclando lo real y lo ficticio. Igualmente, es una obra que crea movimiento, reflejando así, gracias a su dinamismo, los efectos cambiantes de la luz.

La figura posicionada en la parte izquierda de la obra, nace a través de un trazo y manchas pronunciadas, y trata de representar un objeto real, insinuando una imagen, por medio de las formas inconcretas, dejando no obstante su significado a la imaginación del espectador. Y  ésta se impone, oprimiendo y dejando poco espacio a las otras dos formas presentes en el cuadro.

De otro lado, un recurso usado en este óleo es la sugestión, vista en las formas, que crea un estado alucinante y alocado. Asimismo,  estas representaciones asimétricas emiten un cierto ritmo y admiten una visión humorística o fantástica, con ayuda de las imágenes distorsionadas.

Finalmente, el cuadro está lleno de elementos figurativos, líricos y emotivos, que muestran una relación entre ellos, pero a la vez, una caracterización de cada objeto. Además, tiene un cierto tono infantil, un ambiente tranquilo, pero divertido, y una desproporción en las formas, ocasionando que la vista humana, jerarquice las mismas.

Y  se refleja en esta obra, las fantasías y aprensiones del hombre, pronunciadas en esas expresiones extrañas y algo imprevistas de las formas y colores de la misma. Así, se vislumbra el mundo secreto que emana de las profundidades del individuo.

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