viernes, 4 de noviembre de 2011

De la palabra a la acción Social del Artista

Diana Carolina Rodriguez y Juan David Paramo



-  Qué piensas tu de hablar sobre lo que se piensa?

-  Hay un poema de Geraldino Brasil que dice que las palabras son el disfraz de las ideas.  Hablar de lo que se piensa no es sino embarcarse a  la respuesta del Otro, simplemente lanzar un razonamiento sensible que puede tener una reacción, muchas veces no muy bien esperada. Estamos en un país en donde el principal crimen ha sido el olvido, callar lo que se piensa (en todos los aspectos) es ser cómplice de nutrir la nefasta historia del silencio y la hipocresía.

- Yo creo en el poder de la Palabra.  Cuándo la palabra deja de ser una caricia y se convierte en un hechizo?

- Respondo sin tener un absoluto, diría que la palabra se convierte en  hechizo cuando quien la escucha se siente revelado en ella, por ello su fuerza de atracción se hace presente y envuelve un ideal y/o ser.  Sin embargo, hablas de un hechizo y le entiendo como un encantamiento positivo, mas si ese encanto lleva consigo un propósito por debajo de cuerda? Como un discurso político, eso sería hechizo?

-       Hay discursos políticos que hechizan, pero tal vez es una cualidad que se ha venido perdiendo debido a la misma ridiculización de la política, de  esa esencia de las relaciones humanas que implica poder, tensión, cautela, pasión. No me imagino un discurso político de Juan Manuel Santos, debe ser semejante a un Viernes Santo, a una procesión de viejitas rezanderas con tetas caídas y la mente en las nubes. Yo creo que el poder de la palabra en los Discursos consiste en un juego de lecturas entre su locutor y los que están recibiendo el mensaje,  un juego de emociones que se debe tener en cuenta para dimensionar el poder que puede tener la dirección de acciones concretas. El hechizo del politiquero es el no reconocer la magia de la Palabra.  No son los Manifiestos (desde el Comunista, hasta el Dada, hasta el de la Antropofagía) discursos que hechizan?   

-       Hechizan por su veracidad? o por el ímpetu que llevan consigo que hace que un individuo, pueblo o nación se vean conmovidos por cada una de sus palabras? Su verdadera esencia? Ahí donde cabría el Arte?  un discurso más de política y jerarquía social?

-       Tal vez el mejor político sería un artista,  su negación frente a una autoridad, frente a una jerarquización de fenómenos superfluos, su sensibilidad abnegada, lo haría perfecto para renunciar a la seducción del falso poder. Cambiaría el sentido del discurso cuando sea perfeccionado en su técnica, cuando su visión sobrepase la simple comunicación diarréica de ideas estancadas en la historia empolvada o en el engaño de un falso desarrollo sustentado en la economía acumulativa. Pero qué tan política es el arte ahora, más en un país cansado de su clase dirigente, de esa burguesía criolla que ha castrado lo más crítico del pensamiento. Cuál es la apuesta social del artista?

-       Pero no crees que el artista podría convertirse en un político más al tratar de que con su obra, su discurso, dialéctico por su técnica , crítica o concepto quiera mas que hacer que el espectador o el pueblo se conmueva con su percepción? Como sería entonces una imparcialidad de autoridad, si para la sociedad en la que nos movemos queremos cierto grado de aceptación, una membresía que se cataloga sistemáticamente por el vínculo que uno adquiera por el círculo en el que uno se mueve.  Apuesta social con qué clase de sociedad? El pueblo o la autoridad?

- Con el que sufre, con el que llora, con el preso, con el encadenado, con el ciego, con el enfermo, con los niños, con la misma vida que gira entorno a las contradicciones de la opresión. Bajo un sistema económico donde el arte no es “costo-efectiva”, considero que la responsabilidad histórica del artista es revindicar esa capacidad de conmover, que sólo él o ella, pueden lograr. Todo proceso revolucionario debe estar cargado de arte, de estética, de creatividad, no la que plantea la autoridad, para ella está bien el orden establecido, lo inmóvil, lo fácil. Pero cómo puede el arte romper esas cadenas que lo alienan a un posmodernismo sin soluciones, al pajazo mental del “concepto”, será que el pueblo lo entiende? será que si va dirigido para el pueblo, para su propia emancipación y redefinición?



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