miércoles, 9 de febrero de 2011

LUZ//OSCURIDAD



Estilo: papel y carboncillo.

Una obra que se realiza en medio de una búsqueda a una respuesta, a descubrir esto//lo otro, que quiere buscar un punto medio, la demostración de dos realidades, luz//oscuridad.

Manuel Hernández, nos da la oportunidad de significar la obra, de internarnos en ella, de descubrir la emoción de esa mano pintando, de ese lápiz trazando y de ese ser humano tímido que busca plasmar un sentimiento no definido, no encontrado. Hernández, aunque rápido y espontaneo, es racional y controlado, el resultado aquí, es un equilibrio de pensamientos, una sola pieza, una verdad, su verdad.

El artista no parte de lo básico, no utiliza figuras geométricas identificables en los códigos del observador, parte de figuras creadas en medio de sus pensamientos que se unen de manera rápida pero inesperada. El artista comienza con una línea pero no sabe si ésta tendrá su finalidad y al encontrarse con ella, la línea se muestra como una ruptura, como la sorpresa del comienzo al llegar a su final. Él lo llamaría como signos, circulares, signos ronda, signos emergentes de una emoción.

La primera figura, es creada con ondas, que acaban dando superioridad a una y que terminan como un cuadrado con puntas suaves pero descoordinadas; en medio de esta figura aparecen dos masas negras que se encuentran en medio del área, y que no tocan el contorno de la imagen, son profundas, no tienen comienzo, no tienen fin. La otra imagen fue más continua, no paró el trazo hasta terminar su figura, cuando se unió el principio con el fin, se identificó la ruptura de un cuadrado con puntas suaves. Vuelven aparecer dos masas negras, pero estas ya están unidas, y a diferencia de las otras, en medio de ese fin hay un comienzo, ya se utilizan puntos agudos que tocan el contorno de la figura y que se abren para encontrar un espacio.

El fondo del cuadro es borroso, es incierto, no es luz ni oscuridad, es un desconcierto de las masas negras, el autor pasa su dedo sobre ellas y transforma la temperatura en tenebrosidad, en un clima medio. El calor de la obra casi no se siente, quizá en la punta del cuadro, pero en medio de ella, tiende a ser más fría. La obra del artista puedo denominarla silenciosa, es como si muchas cosas estuvieran pasando lentamente, pero siempre en un absoluto silencio, hay impotencia en su obra, no de salir de lo negro a lo blanco, porque en realidad no hay ningún blanco donde ir, más bien es el poder encontrar ese inicio o fin de las masas, es el entender qué color prevalece, si la luz o la oscuridad.

Esta obra es el reflejo de una abstracción emocional del artista, una incógnita, una búsqueda de lo que él se cuestiona: ¿qué pinta un pintor cuando pinta?, la decisión del artista no es encontrarse en medio de sus pinturas, es más bien que nosotros como observadores podamos por medio de ellas descifrar la respuesta.

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