Hola. Espero leer todos sus trabajos en este blog, es parte ineludible de cada entrega. Sus contribuciones aportan a la literatura existente sobre artes plásticas en Colombia.
Una escultura negra dividida en 8 casillas cuadradas, cada una con decenas de perdigones regados azarosamente que succionan luz debido al opaco del plomo sobre la pintura brillante que cubre la estructura; contrario de una noche despejada con estrellas a la vista.
La pieza se hace variable entre una estructura geométrica y su contenido opuesto, de la misma forma que madera y metal se encuentran articulados en lo que parecieran ser constelaciones reducidas a centímetros, relegadas al suelo.
Observando los perdigones regados en el cuadrado negro recordé su uso, la vez que vi un pájaro caer del cielo con una de estas esferas enterrada en el cuello; probablemente granizaban perdigones para Bernardo Salcedo en el 86, quizá para toda Colombia en dicha época; toma del palacio un año atrás, grupos guerrilleros disparan inconformidades al estado que son devueltas en ataúdes o simplemente nunca se vuelven a oír. Así, el suelo nacional se descompone, es comido por gusanos; la eyaculación post mortem de un cóndor engendra ideas muertas, gobiernos de fachada que emanan mortecina; se ha declarado un diluvio que no cesara.
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ResponderEliminarCielos de plomo
ResponderEliminarBernardo Salcedo
1986
Una escultura negra dividida en 8 casillas cuadradas, cada una con decenas de perdigones regados azarosamente que succionan luz debido al opaco del plomo sobre la pintura brillante que cubre la estructura; contrario de una noche despejada con estrellas a la vista.
La pieza se hace variable entre una estructura geométrica y su contenido opuesto, de la misma forma que madera y metal se encuentran articulados en lo que parecieran ser constelaciones reducidas a centímetros, relegadas al suelo.
Observando los perdigones regados en el cuadrado negro recordé su uso, la vez que vi un pájaro caer del cielo con una de estas esferas enterrada en el cuello; probablemente granizaban perdigones para Bernardo Salcedo en el 86, quizá para toda Colombia en dicha época; toma del palacio un año atrás, grupos guerrilleros disparan inconformidades al estado que son devueltas en ataúdes o simplemente nunca se vuelven a oír. Así, el suelo nacional se descompone, es comido por gusanos; la eyaculación post mortem de un cóndor engendra ideas muertas, gobiernos de fachada que emanan mortecina; se ha declarado un diluvio que no cesara.