Lupe y Los Austriacos
Jessica Sofía Mitrani.
AXIOMAS
Leyes o axiomas en la escritura de arte. Tales precisiones, están sujetas al uso de lenguajes formales, geométricos por ejemplo. Pero no está demás echar mano de un concepto inpropio, para hablar de cosas que “deberían ser autoevidentes”. Al arte pocas veces le asignamos feacientemente “deberes”. Sin embargo, rodeados por un callejón sin salida, en ocasiones, debemos preguntarnos qué hacer. Es necesario aceptar ciertos axiomas para poder avanzar en la búsqueda de conclusiones. Ejemplificaré a partir de lo que sí se considerase como un axioma de la escultura, nos aproximaría a un camino ó bien, una estrategia de montaje que mantenga una armonía coherente con los contenidos y las formas exhibidas, dado que forma y sustancia, ó accidente y sentido, no aparecen escindidos a nuestra percepción en cuanto a los objetos de arte: el continente del sentido de una escultura se sujeta sobre el espacio que éste objeto ocupa, habita. Debería ser claro y evidente, cuando se habla de escultura, que la escultura, en su ser tridimensional, tiene tantos frentes como caras en derredor a cada ángulo de su superficie.
OBJETOS
A la entrada, en el vestíbulo de recepción de una sala dividida de forma tripartita, (verbigracia tres salones conectados y en cada uno una parte de la exhibición que conforma “Lupe y los Austriacos”), hay una serie de impresiones en tinta tipográfica sobre tela. “Conceptual”, acertaría una primera voz. “Conceptualista”, aseveraría otra. Claras y distintas son las letras negras que sobre un fondo blanco dentro de unos márgenes -que cual passepartout bordean el rectángulo del bastidor - advierten un estado de cosas al espectador por medio de los siguientes enunciados: “Ella es más interesante que su colección”, en frente y en sentido contrario “Su colección es más interesante que ella”, y , “Su obra es más interesante que ella”, y de nuevo de frente y a la inversa, “Ella es más interesante que su obra”.
MARCOS INQUEBRANTABLES
No basta con tener sentido del humor, quizá, ni ser agrio, irónico, ó aguafiestas. De entrada, parece haber allí alguna suerte de sentido ambiguo que no permite, a mi parecer, que se generen tensiones. Usando un término en si mismo ambiguo, esperamos de las obras de arte que modulen el espacio neutral por medio de ardides incontables; entre ellos causar tensión. Útiles en la plástica, en la composición de los objetos que ocupan un lugar de sentido que llamamos exposición, las tensiones, las provcaciones, los shocks, la compasión, generan lugares donde en el encuentro de las imágenes y el pensamiento se revela algo que está allí- pero no está allí (déjà-là/pasencore-là) - que debe ser descubierto. Ante una ominosa presencia que pareciera más un ulterior acto de “afán conceptual” y no una broma bien gastada o un coqueto guiño satírico que desestabilizare la semántica de una comunicación directa, e.g. en pos de la “provocación” (oratio recta versus oratio obliqua); nos vemos tentados de entrada a aceptar éstos dictámenes, antes que interrogarnos. Sobre la dirección y la intención de los sucintos epigramas, nos preguntamos sí hay allí algo implícito que no vemos.
Guardamos la esperanza de toparnos con la retórica de algún discurso directo o indirecto que nos “provoque pensar”. ¿En qué sentido la ambivalencia? Quizás, al final del recorrido por los tres salones, pueda darse uno cuenta que los carteles de la entrada, son finalmente no otra cosa que el eco tácito de una consciencia ficticia que ni tensiona, ni hace reir, ni provoca. Que obliga al espectador a hacerse las preguntas mismas que están allí formuladas, pero, con una implicación extra artística (por fuera del conjunto mismo de las obras) -. El espectador se habrá de preguntar sí lo que allí vió coincide o no con los enunciados. Examinemos los enunciados en detalle
Los unos, solicitan ser complementados con verbos de favor, agrado y conveniencia:
“Ella es más interesante que su colección” “Ella es más interesante que su obra”
Los otros, con su contrario:
“Su colección es más interesante que ella ” “Su obra es más interesante que ella”
SOSPECHA
La artista nos hace dudar, pero no nos hace dudar dentro del juego que establecen las piezas por clase y órden: nos hace dudar de las piezas mismas. Me digo y me repito: “quizás no hay que lanzarle al espectador un salvavidas (tan de primera
mano)”. Finalmente, tan discutible como afirmable, considero que la gracia del humor reside en el repentismo. En la chispa que súbitamente prende un incendio.
LOTTA CONTINUA
De repente, pasamos a la siguiente sala. Una falange de pedestales con sus esculturas conforma un semicírculo ligeramente cerrado abarcando el espacio del salón. No hay forma de penetrar esta mano, está articulada con la fiereza de la vanguardia en el campo de batalla, inaccesible. Las esculturas no podrán ser rodeadas por ningún cuerpo.
FERNANDO BARRERA
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