José Antonio Covo Meisel por José Antonio Covo
Meisel
-Descríbete brevemente.
-soy una triste marioneta cultural, como todo el
mundo.
-Describe brevemente tu labor como artista.
-La consigna que me impongo cuando quiero crear una
obra es: haz cualquier cosa y, de mucho hacer cualquier cosa, algo resulta.
Avanzo por proyectos, con variaciones un tanto predecibles pero siempre nuevas.
Siento desdén por lo que hago.
-Describe tus relaciones interpersonales.
-No sin afabilidad declino, pues nadie sospecha la
cruel verdad de cómo pienso. Cada día me siento acibarado a causa de ideas
perniciosas e incómodas, muy incómodas, como un árbol creciendo en el estómago.
-Describe tu mayor defecto.
-Mi mayor defecto es sin duda mi orgullo soterrado
bajo una tierrita ligera llamada convivencia.
-¿Y tu mayor virtud?
-No me considero virtuoso, de hecho, pienso que la
virtud es vil, deleznable, como el oro y su valor pecuniario. Prefiero ser
sucio, vituperado, para no sentirme culpable de gozar.
-Describe brevemente tu actual coyuntura psíquica.
-Padezco y no sé porqué. Odio ampliamente. No estimo
ninguna tarea digna del tiempo requerido para su ejecución. Cuando me acuesto,
dispuesto a dormir, me repito: quiero morir, me voy a suicidar. A veces lo digo
en inglés también. No estoy seguro de por qué es esto, pero no me causa
demasiado temor. Es decir, son sólo palabras ¿no?
-Y así termina esta entrevista puramente
masturbatoria, cuyo tiempo requerido para su ejecución tuvo que ser recorrido a
pesar nuestro. No pierda de vista a este miserable astro, que refulge patetismo
y circunloquios vacíos.
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