miércoles, 7 de noviembre de 2012

José Antonio Covo Meisel por José Antonio Covo Meisel


José Antonio Covo Meisel por José Antonio Covo Meisel

 

-Descríbete brevemente.

-soy una triste marioneta cultural, como todo el mundo.

-Describe brevemente tu labor como artista.

-La consigna que me impongo cuando quiero crear una obra es: haz cualquier cosa y, de mucho hacer cualquier cosa, algo resulta. Avanzo por proyectos, con variaciones un tanto predecibles pero siempre nuevas. Siento desdén por lo que hago.

-Describe tus relaciones interpersonales.

-No sin afabilidad declino, pues nadie sospecha la cruel verdad de cómo pienso. Cada día me siento acibarado a causa de ideas perniciosas e incómodas, muy incómodas, como un árbol creciendo en el estómago.

-Describe tu mayor defecto.

-Mi mayor defecto es sin duda mi orgullo soterrado bajo una tierrita ligera llamada convivencia.

-¿Y tu mayor virtud?

-No me considero virtuoso, de hecho, pienso que la virtud es vil, deleznable, como el oro y su valor pecuniario. Prefiero ser sucio, vituperado, para no sentirme culpable de gozar.

-Describe brevemente tu actual coyuntura psíquica.

-Padezco y no sé porqué. Odio ampliamente. No estimo ninguna tarea digna del tiempo requerido para su ejecución. Cuando me acuesto, dispuesto a dormir, me repito: quiero morir, me voy a suicidar. A veces lo digo en inglés también. No estoy seguro de por qué es esto, pero no me causa demasiado temor. Es decir, son sólo palabras ¿no?

-Y así termina esta entrevista puramente masturbatoria, cuyo tiempo requerido para su ejecución tuvo que ser recorrido a pesar nuestro. No pierda de vista a este miserable astro, que refulge patetismo y circunloquios vacíos.

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