martes, 15 de febrero de 2011
Dispositivo Rojo, Ivan Rickenmann
Ivan Rickenmann
Dispositivo rojo
2005
acrílico sobre lienzo
90 x 130 cms
Para hablar de lo que me gusta y no me gusta en esta obra debo contar por qué la elegí en vez de cualquier otra de Ivan Rickenmann:
Él tiene obras parecidas reemplazando el color principal por azules, amarillos, blancos, etc. Pero las que más me gustan son las rojas, podría decir que son más agresivas o violentas pero creo que simplemente es una cuestión de atracción, como un mosquito a una bombilla. Y sobre esto, debo confesar, aunque me esté condenando yo mismo, que lo que más me gusta de esta obra es lo más superficial. El rojo profundo dominante es la imagen que queda en mi cabeza después de ver la obra. Los simples círculos y la raspadura hiperrealista de la parte de abajo, que dan una ilusión como si se hubiera arrancado un pedazo de la obra monocroma para revelar el truco, solo viven a merced del abrumador rojo. Y digo abrumador arriesgándome a ser trivial, pero en verdad es abrumador.
No me gusta el discurso de “encontrar la belleza de los objetos cotidianos”, porque considero que en este caso es una mentira, la vida cotidiana no se ordena como las obras de Rickennmann, los desagües de un baño no se colocan con ese cuidado, los enchufes solo generan tristeza no se les puede hablar. Por eso, al elegir la obra, escogí una de las más sintéticas, un par de objetos bien puestos, esta una de las que me gustan a diferencia de otras del mismo artista que se dejan llevar por el aburrido superhiperrealismo. Estas últimas, son sublimes también, sublimes por la técnica, porque están impresionantemente bien pintadas, pero ahí no hay chiste, no hay misterio, y cargan además el fantasma “el buen arte es el difícil de hacer”. Creo que es más difícil saber cuando parar, o conservar lo que ya se tiene, que seguir haciendo hasta que los ojos no puedan parar en ningún detalle (aunque no niego que esto a veces funcione). No sé que influenció a Ivan Rickenmann a hacer esas pinturas gigantes tan parecidas a la realidad (tal vez el mercado, tal vez querer demostrar habilidad), pero sí puedo decir que Dispositivo rojo es de buen gusto y toma corriente de malo, al menos del mío.
Toma corriente
acrílico y laca sobre MDF calado
75 x 120 cms
2009
Creo que Dispositivo rojo, es un caso en el que triunfa la sutileza sobre lo literal y sobrecargado. Se crea un sentimiento de patetismo y rutina más fuerte que con la magnificación de cosas cotidianas. Los círculos en apariencia metálicos, que se pueden entender como objetos cotidianos incrustados en una pared, pero que conservan la bonita forma geométrica básica, están flotando en el espacio neutro sin tener algo en especial, solo la condición de estar ahí, cubiertos por una gran cantidad de nada que tiñe de rojo el día. Las pinturas hiperrealistas de Rickenmann hacen el gesto contrario, no captan la atmosfera sino que ensalzan lo empalagoso, se vuelven demasiado explícitas, demasiado grandes, demasiado detalladas, y solo permiten pensar ¡gracias, no quiero comprar un tomacorriente!
-Sergio Rodríguez
(Universidad de los Andes)
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