Esta obra está llena de elementos y códigos que han sido transformados en un algo, que para cada quien serán diferentes por la manera de interpretar.
Juega con las líneas de una manera impresionante, en el fondo nos hace sentir la rigidez por la cuadrícula que está dibujada suavemente, luego vuelve a hacer uso de las líneas pero de manera más acentuada y esta vez con colores, la sensación es diferente, ya se percibe diversión, distorsión, caos y desorden.
El fondo está de blanco casi beige, con la cuadrícula ya mencionada, luego se percibe cierto equilibrio si sólo se mira los dos óvalos horizontales amarillos, ubicados estratégicamente dentro de la cuadrícula; se viene a la mente vida, color, alegría, locura. A continuación, el equilibrio se rompe, haciendo uso del azul, rojo y negro, el artista pinta líneas y rayones sin algún orden aparente encima de nuestro equilibrio, creando dispersión, movimiento rígido, stress, como si fuese una persona quien se desahogó dejando las líneas brotar de la nada.
En la parte de abajo se percibe alguien parado de manos, sólo se alcanza a ver los brazos y un pedazo de la cabeza, no obstante, la mente y el contexto generan la construcción de la imagen mental, y todo concuerda, la locura de los colores, el calor que se siente por el uso de tonos como el amarillo y el rojo, esas líneas delgadas que evidencian la figura humana; haciendo uso de todo esto no se me hace raro que alguien esté parado de cabeza, haciendo alusión al sentimiento de enloquecimiento de la obra.
La luz le hace compañía, reflejando lo mejor de esta, no hay espacio para la sombra en esta obra de colores y sentimientos arrebatados, su textura parece ser la que queda cuando un niño dibuja en el colegio, quedan grumos, espacios sin color, sin algún orden.
La obra refleja muy bien el equilibrio y el desorden, lo rígido y el movimiento, la luz haciendo uso de variedad de colores, y lo más importante posibilita una interpretación salida de las casillas, gracias a los elementos que puestos en la obra consciente o inconscientemente, dejan que la mente vuele.
Lina Ospina V- Universidad de la Sabana
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