miércoles, 9 de febrero de 2011

Abrazo, Man Ray


ABRAZO

Man Ray

1947

Óleo sobre Tabla

Exposición: Museo de Arte del Banco de la República

En medio de la Segunda Guerra Mundial, el americano Emmanuel Radnitzky “Man Ray” crea Abrazo. Este óleo sobre tabla representa, por medio de las líneas y los colores, la agonía de un hombre en los brazos de su amada, antes de su encuentro con la muerte.

El surrealismo permea a través de la fantasía y la imaginación, creando la ilusión de dos personas unidas por su intenso abrazo. El color rojo se convierte en el centro de atracción, e identifica el personaje masculino de la obra. El recorrido visual nos sitúa primero en él, cuya complexión refuerza las ideas de fuerza y virilidad, características éstas otorgadas al género masculino.

Del rojo, ahora los ojos se posan en el color café, que identifica al personaje femenino, pequeño, frágil pero a la vez apoyo del otro ser. Ella sostiene en su seno a su alma gemela que se percibe desfallecida y agonizante. Sin embargo, la unión de sus cuerpos, de sus almas, permite que el hombre se mantenga vivo, aunque estén allí presentes los signos de su debilidad. Estos indicios de insalubridad nos están dados en los trazos de color verde oscuro que se extienden sobre el hombre.

Mientras que la mujer, símbolo de la amabilidad, se identifica con el café. Este es un color cálido que representa la salud y la confianza, dos conceptos que desea traspasar al otro, quien en medio de la agonía recibe la sanación por parte de su amada. Asimismo, las pinceladas azules sobre el cuerpo femenino refuerzan ese ideal de tranquilidad y de paz. Aunque ella no pueda entregar la sanidad física a su hombre, por medio de los sentimientos compartidos le permite sobrellevar su padecimiento.

El contraste entre los personajes principales es notable a la vista, definiendo el rol de cada ser en una situación donde han de complementarse como un todo y en donde es imposible percibir al uno sin el otro.

Abrazo, de Man Ray, es una obra que busca escandalizar, impactar la mirada para que cada persona se sumerja en la ilusión que transmite en cada pincelada. El fondo grisáceo permite que sean estos dos amantes la esencia de la pintura y que ningún otro elemento añadido desvíe la atención de dicho encuentro.

MARIANA BETANCOURT URRUTIA

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