miércoles, 22 de agosto de 2012

Explosión en una catedral


Descripción de una obra abstracta.

Es grande, como el tablero de un salón de clase. Es oscura e inevitablemente eso te atrae. Es mi obra favorita en esta sala. El fondo es negro y sobre él hay muchos rayones y lineas, de color sobre todo amarillo ocre, y detrás (¿o encima?) pedacitos de verde aguamarina, azul turquesa, azul un poco morado, rojo carmesí, amarillo limón y marrón. Todo luce un poco desteñido, casi que como pintados con tiza, como si lo estuvieramos viendo detrás de un poco de bruma, o de ceniza, o de esa capa polvosa justo después de una explosión. 

No obstante, los colores brillan detrás de una tenue bruma, y los rayones se expanden y sobreponen caóticamente formando más rayones, más líneas, más montonera. No se sabe en donde quedarse, en donde detener la mirada, porque si ves un rayón estás viendo otro, estás viendo una red de líneas superpuestas, que forman un triángulo que en realidad es una torre llena de triangulitos, que luego es otra figura, y luego esa figura está cubriendo casi la mitad del cuadro...

Si se mira a la derecha hay menos luz que en la parte izquierda, que es de un ocre opaco con incrustaciones de colores en forma de piedritas preciosas; esmeraldas, zafiros, rubíes, etc. En toda la parte inferior parece tejerse una cuadricula inutilmente; todo arriba se desbarata. No estoy segura en dónde comienza el desorden, hacia donde se dirije, a veces parece que explota, otras veces que el negro se lo está tragando todo. 





Explosión en una catedral
Autor: Max Ernst
Fecha de creación: 1960
Técnica: Óleo sobre lienzo
Tamaño: 130 x 195 cm.


martes, 21 de agosto de 2012

Sobre "La mujer de rojo"


La mujer de Rojo           
Lina Pardo Ibarra    
http://areadeproyectos.org/intervenir/       

La obra:
En una vitrina de poco más de 1 m 50 de alto, 1 m de ancho y máximo 30 cm de largo; una mujer de estatura media, vestida sin más que una camisa blanca, permanece casi estática (impedida por el espacio físico disponible) una jornada laboral, durante 5 días de la semana, en el momento en que tiene su periodo menstrual. Bajo sus pies hay una tela absorbente que cuando ella no está testimonia su presencia al preservar la sangre que resulta de su menstruación. Frente a ellos, por fuera del vidrio, se encuentra una serie de fotografías de mujeres vestidas de rojo. Todas ellas son actrices, cantantes o de cualquier forma generadoras de los íconos de sensualidad, feminidad, sexualidad y belleza. De la película “The woman in red” de Gene Wilder el nombre de su performance: “La mujer de rojo”.                

Su justificación: Según la performista, la razón por la que se expone en La Vitrina consiste en “cuestionar la idea de “lo femenino”, confrontando los preceptos que los medios de comunicación promueven, frente a un proceso cíclico fisiológico de las mujeres, la menstruación (…)
Podemos inquirir que dicho proceso que es común a todas las mujeres es evitado, si se quiere invisibilizado en las producciones mass-mediáticas que manifiestan y representan el cuerpo de la mujer y la idea de “lo femenino””.         

Mi opinión: Nunca vi el perfomance directamente. Al menos no cuando ella se encontraba ahí. Únicamente me acerqué a su idea por medio de las discusiones paralelas que suscitó, del espacio restante y de una foto en donde la veo inerte, con la cabeza tendida hacia un lado a la fuerza y probablemente fría e impregnada de sangre. Sin duda conmocionó a mucha gente. Generó disgusto, asco, reticencia de algunos, indiferencia de otros y morbo de muchos (me incluyo). Eso sí, no creo que haya generado algún tipo de agrado, placer o gozo en algún espectador. Me refiero a la primera impresión y no a la reflexión artística. En cuanto a lo segundo: ¿realmente tiene eso algo que ver con arte? ¿de ser así, qué se supone que pretende? ¿acaso logró cuestionar lo que quería o puso más bien en duda el sentido de lo artístico y sus diversas manifestaciones contemporáneas?  
            Por mi lado, en mi primera impresión el performance no me generó más que curiosidad en lugar de algún sentimiento apasionado de gusto o de disgusto. En cuanto a su supuesto valor artístico y su justificación, no me gustó para nada. Primero, porque creo absolutamente innecesaria la acción (la forma) en relación a su crítica (el contenido). Segundo, porque su crítica en sí misma es cuestionable.  Por qué lo anterior? Pues bien, en primer lugar porque aproximándome a la obra sin el texto escrito por su performista ni con la presencia de su performista, no entendí el por qué de algunos elementos que la componían. Es el caso de las fotografías de actrices, cantantes etc, vestidas de rojo que más allá de aludir al nombre de la obra y formalmente tener relación con el rojo de la sangre, no me hicieron llegar a una conclusión crítica frente a la idea de lo femenino. Al contrario, mi única reflexión que parte de esta relación mientras escribo esto es el hecho de que la sangre, al ser un componente vital de nuestro cuerpo, tanto en el dolor de las heridas como en la menstruación (únicos acontecimientos en donde es visible), lo que representa es una pulsión de vida. De ahí su relación con el erotismo, la sexualidad o la muerte. De ahí que el rojo (como el color de la sangre) aluda a todo lo anterior. De ahí que las mujeres lo vistan. De ahí que resulte excitante, atrayente y bello; nada más. Por el contrario, la artista (creo yo), al relacionar el rojo proveniente del cuerpo con el que visten estas mujeres, lo encasilla. Instaura un discurso desde la percepción del color como estigma: las mujeres visten de rojo igual que el color de su menstruación. Las mujeres que visten de rojo están encasilladas, son íconos pervertidos por los medios cuyos vestidos simbolizan su primera herida: la vagina y la menstruación. Pardo no cuestiona lo femenino. Pardo cuestiona la significación de este color y predispone la mujer a esta significación.      
            Lo anterior en cuanto a mi primera impresión al ver directamente la obra. Ahora, en cuanto a mi acercamiento racional a la misma, soy critica frente al método reduccionista de la artista. Inclusive antes de verla, ante la descripción de algunas personas lo único que se me ocurrió fue que al contrario de cuestionar, lo que hace la artista es reducir mediante su performance “lo femenino” al estado fisiológico de la menstruación. En tanto mujeres, menstruamos. Y sí. No pongo en duda el hecho de que la mujer, aún en el siglo XXI sea discriminada, maltratada, pervertida, usada como símbolo sexual, reducida a lo anterior, subestimada y muchas otras cosas en diferentes ámbitos y en distintos lugares en dimensiones cambiantes. No cuestiono tampoco el hecho de que la menstruación pueda generar diferentes emociones. Que se relegue a una intimidad y no a los espacios públicos (como también la mierda, el vómito, la orina etc.). No. Pongo en duda la manera en que se quiere hacer evidente todo lo anterior, la manera en que se presenta. Critico a la artista en tanto creo que ella misma se somete al encasillamiento, a la vitrina, al encierro y la opresión; no mediante su acción sino mediante la forma en que se piensa a sí misma y frente a lo que considera “lo femenino”.
            Para concluir por qué demerito el performance de Lina Pardo, el siguiente fue mi último acercamiento. Vi la obra en internet cuando vi la justificación de la artista acompañada de una foto de lo sucedido en su presentación. Mi primera impresión sobre el texto fue que estaba muy mal escrito. Eso en primer lugar. Segundo, que su proyecto resulta de la reflexión de un feminismo trasnochado, consecuente con nociones desde un primer momento discutibles y a mi parecer no muy interesantes.

Dice: “cuestionar la idea de “lo femenino”. Lo femenino lo cuestiona desde una manera un tanto reduccionista de entender la feminidad, por lo que lo cuestionable es cómo entiende ella lo femenino y su manera de cuestionar.         
 
“confrontando los preceptos que los medios de comunicación promueven, frente a un proceso cíclico fisiológico de las mujeres, la menstruación”
Desde lo que ella presenta cuáles serían estos preceptos?: ¿Que las mujeres visten de rojo? ¿Que las mujeres pueden ser atractivas? ¿Que las mujeres son bellas sólo cuando visten de rojo? ¿Qué los vestidos rojos se parecen a la menstruación? ¿Que la mujer es mujer en tanto viste de rojo y tiene la menstruación?         

“Podemos inquirir que dicho proceso que es común a todas las mujeres es evitado, si se quiere invisibilizado en las producciones mass-mediáticas que manifiestan y representan el cuerpo de la mujer y la idea de “lo femenino””. ¿Son los medios o la sociedad misma quien relega a ciertos ámbitos todo lo concerniente al cuerpo (tanto de las mujeres como de los hombres)? ¿Es la menstruación evitada o malentendida a causa de los medios o más bien de un desconocimiento sobre la naturaleza del cuerpo? ¿Es realmente necesario que los medios de comunicación muestren a las mujeres menstruando al igual que a cualquier persona cagando? ¿Tendría alguna relevancia lo anterior?      

              En fin. Estas son apenas algunas preguntas que ponen en duda tanto la forma de presentar su performance como de su contenido artístico. Lo anterior puesto que en primer lugar, no parece ser muy claro su discurso; y en segundo lugar, porque la manera explícita en que lo hace carece de validez en cuanto arte. Y por último está bien, sí; algo de mérito tiene tener el atrevimiento de quitarse la ropa en un espacio como ese y generar tantas discusiones. Pero inclusive ahí se quedo corta. Por qué quedarse semi desnuda si más le hubiera valido quitarse también la camiseta y mostrarle a todos que las mujeres no tenemos pelotas sino tetas.